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El principio del fin del gobierno de Alfonsín: elecciones 1987


La tapa de Clarín que ganó los kioskos en la soleada mañana del lunes 7 de septiembre de 1987 con el excluyente tema de lo ocurrido en la jornada anterior. Aquellas elecciones de renovación parcial de cámaras, pero sobre todo de gobernadores provinciales, fueron un duro revés para el poder radical, que orientaba los destinos del país desde 1983. El justicialismo, principal partido opositor, se había impuesto en 16 provincias, pero sobre todo en Buenos Aires, siempre decisiva en el mapa político argentino.

Con los tradicionales dedos en V, Antonio Cafiero enfrentó a los fotógrafos delante de la urna. En todas ellas, a lo largo de la extensa provincia de Buenos Aires, la mayoría de sus componentes fueron votos con su nombre. En binomio con Luis Macaya, logró el 46% de los sufragios, superando por 7 puntos a la fórmula oficialista, integrada por Juan Manuel Casella y Osvaldo Pozzio. El veterano dirigente justicialista supuso que aquel éxito era el pasaporte a su postergado anhelo de ser Presidente. La opinión generalizada era similiar, sin embargo, pocos meses después perdería la interna ante Carlos Saúl Menem, archivando para siempre su sueño de sentarse en el sillón de Rivadavia…

Los guarismos generales no dejaban lugar a ninguna duda: la sociedad se había expresado en las urnas, restándole apoyo al gobierno radical, que ya iba por su cuarto año en el poder. La inflación y el fracaso del plan primavera (sumado a cierta disconformidad por lo ocurrido en Semana Santa con el alzamiento carapintada), fueron los elementos que inclinaron la balanza en su contra, sobre todo en la clase media, que había sido el pilar del triunfo, allá por el ´83. El justicialismo supo aprovechar ese descontento popular y se quedó con una amplia victoria sumando toda la geografía nacional

La lista radical para la renovación de autoridades en Capital Federal, una de las pocas que se salvaron del “naufragio”… ya que sólo aquí, en Córdoba y Río Negro, pudo ganar el oficialismo. Cierta falta de figuras para la renovación se observan en dos hechos concretos: la aparición de Francisco Manrique (veterano dirigente del Partido Federal), en el 3° lugar para diputado y el logo dominante en el centro, con las iniciales de la República Argentina, pero que también eran las del Presidente Raúl Alfonsín, que exitosamente fuera utilizado cuatro años antes, gracias al ingenio del publicisita David Ratto. Nada de aquello se repitió.

Con su eterna sonrisa, votó Carlos Ruckauf, quien encabezó la lista del partido justicialista en Capital Federal, estado electoral que, como casi siempre, le dio la espalda. Ni siquiera en aquel momento de gran descontento con el gobierno radical, pudo capitalizarlo, reteniendo apenas sus tres bancas. Ruckauf sería uno de los actores principales, en distintos cargos, en los 15 años posteriores de historia nacional.

A partir de esta elección, comenzó el mejor período a nivel electoral de Álvaro Alsogaray y su partido. Esta boleta pertenece a Capital Federal, donde se convirtió en la tercera fuerza con casi el 20% de lo votos, a menos de 5 puntos por debajo de justicialismo. La UCEDÉ seguiría sumando, realizaría un muy buen comicio en 1989, para luego sumarse (para sorpresa de casi todos) al proyecto presidencial de Carlos Menem…

La gran sopresa o por lo menos curiosidad de aquella elección. José María Corzo Gómez era un periodista de dilatada trayectoria en los medios, que a mediados de la década del ´80 comenzó a sobresalir por sus enérgicas defensas de los problemas de los jubilados en Nuevediario, con sonoros golpes sobre la mesa. Esa era su marca en televisión, hasta que alguien supuso que podía presentarse como diputado (¿?). El tema es que se creó el partido blanco de los jubilados con él como primer candidato, obteniendo la asombrosa cifra de casi 85.000 votos a la par del partido intransigente.


¡Síganme! No los voy a defraudar

Tapa del Clarín del lunes 15.05.1989. Confirmando las encuestas previas, Carlos Menem es elegido Presidente superando a Eduardo Angeloz.

Luego de cinco años y medio de gobierno radical, el 14 de mayo de 1989, los argentinos concurrieron a las urnas para elegir nuevo Presidente. Por el oficialismo, el candidato era el Gobernador de Córdoba, Eduardo Angeloz, mientras que su símil deLa Rioja, Carlos Saúl Menem, encabezada la lista del Partido Justicialista (rebautizado FREJUPO).

La boleta ganadora, sin utilizar el nombre del Partido Justicialista. Los dos primeros candidatos a electores, personas tan disímiles como el neurocirujano Raúl Matera y el Secretario General de la CGT, Saúl Edolver Ubaldini

El clima no podía ser más complejo para el radical, ya que la situación social era la peor en muchos años, con hiperinflación, remarcaciones de precios y saqueos cotidianos en comercios de casi todo el país. El fracaso de los planes económicos (bautizados Austral y Primavera) habían redundado en un estado de virtual desgobierno.

La boleta del oficialismo. El entonces presidente de Boca Juniors, Antonio Alegre, fue el primer candidato a elector. El número 3 que le había dado suerte en 1983, no repitió seis años después.

En julio del año anterior, y ante la sorpresa de muchos, Carlos Menem fue consagrado candidato al vencer en la interna a Antonio Cafiero. Durante su campaña a presidente, hizo permanente hincapié en los postulados del General Perón, con enfervorizados discursos que prometían “el salariazo” y “la revolución productiva”.

El martes 9 de mayo, en los estudios del (por entonces) casi nebuloso Canal 2 deLa Plata, en el marco de “Tiempo Nuevo” (todavía con Neustadt y Grondona en dupla), se prometía el debate de los dos candidatos. Como puede observarse en este fragmento, sólo uno concurrió, apoyado por los conductores con sus preguntas.

Tan sólo una semana más tarde, los mismos recibían con elogios al vencedor, que había sido el gran ausente de siete días antes. Imperdible el inicio, con Menem, Neustadt y Grondona avanzando entre los presentes, con el clásico “Fuga y misterio” de Piazzolla de fondo.

Perlas imperdibles de la nota. Sobre todo lo que dice el candidato ganador al 1:40…

Ante una gran afluencia de votantes, la fórmula Menem – Duhalde se impuso ante Angeloz – Casella por amplio margen. El FREJUPO fue el indiscutible vencedor, ganando en 21 de los 24 distritos, las excepciones fueron Córdoba, Chubut y Capital Federal.

Más de dos millones de votos de ventaja. Esa fue la diferencia en una elección poco reñida y con resultado “cantado” desde un par de meses antes.

Además de Presidente y Vice, también se renovaron parcialmente las cámaras, todavía con el sistema de votación indirecta, con Colegio Electoral (no se votaban candidatos, sino electores, que luego ungían a los triunfadores). Capital Federal debía renovar la banca de Senador que Fernando dela Rúa ostentaba desde 1983. El radical fue por su reelección y fue quien más votos sacó, sin embargo, no pudo asumir, ya que no contaba con el porcentual necesario. Para sorpresa de casi todos (menos los implicados, claro), quien se quedó con la banca fue el justicialista Eduardo Vaca, quien en el Colegio Electoral recibió los votos necesarios, cedidos por la tercera fuerza. Esta fue la UCeDe, cuya candidata era Maria Julia Alsogaray, como un anticipo de los acuerdos venideros entre ambos…

Clarín decía “… todo indica que sería respetado el candidato más votado”. Nada de eso ocurrió y la banca de Senador no fue para el primero, sino para el segundo.

La boleta de la Alianza de Centro. Todos quienes votaron a María Julia terminaron ayudando, por medio del Colegio Electoral (acuerdo), a la llegada de Eduardo Vaca a la a banca

Pese a ubicarse en el tercer lugar en la elección a nivel nacional, el partido de los Alsogaray, rebautizado en esta ocasión como Alianza de Centro, no tuvo la performance esperada. Sin embargo, sus principales dirigentes serían actores importantísimos en los primeros años del gobierno menemista.

Poco feliz dice una parte del título de la nota. Los rostros de las “chicas” de la UCeDé se suman al momento de incertidumbre por una elección con menor cantidad de votos que lo esperado.

Lejos de normalizarse, la situación social se agravó luego de los comicios y entonces Raúl Alfonsín anunció que dejaba el gobierno en forma anticipada, para que asumieran las nuevas autoridades, elegidas por el pueblo. Cinco meses antes de lo previsto (9 de julio en lugar de 10 de diciembre), Carlos Menem recibió la banda presidencial, siendo el primer presidente electo de su partido, luego de la muerte de su creador. Comenzaban 10 años que muy lejos estuvieron de aquellas promesas de “salariazo” y “revolución productiva”.

Momento importante para la democracia en Argentina. Luego de muchos años, un Presidente constitucional le entrega el mando a otro.

Bonus Track – Curiosidades

En el quinto lugar de lista radical de candidatos a diputados aparece Mario “pacho” O´Donnell. A la postre, funcionario del gobierno de Carlos Menem

Carlos “chacho” Álvarez ingresó a la cámara de diputados en la lista que encabezaba Menem. Al poco tiempo, se convirtió en uno de sus más férreos opositores.


¡Felices Pascuas! ¿La casa está en orden?

Con el brazo en alto, Raúl Alfonsín saluda a la multitud que se había concentrado espontáneamente en la Plaza de Mayo para defender a la por entonces naciente democracia

Fue una Semana Santa atípica para los argentinos. Lejos de la paz y de la calma que deben reinar en esos días, se estuvo más cerca que nunca de volver al negro pasado cercano. Un grupo de militares, encabezado por el Teniente Coronel Aldo Rico, tomó varios cuartales a lo largo del país, mostrando su disconformidad hacia un par de situaciones puntuales.

El 24 de diciembre de 1986, se había sancionado en el Congresola Leyde Punto Final, que ponía un plazo de dos meses para presentar denuncias contra los militares que habían actuado en la represión ilegal, durante la última dictadura, y que no habían sido condenados en el juicio a las Juntas Militares de 1985.

Rodeado de alguno de sus camaradas rebeldes, Aldo Rico habla con la prensa desde el interior del Regimiento de Campo de Mayo. Los “carapintadas” pusieron en riesgo a la democracia.

Lejos de traer calma, la ley provocó una catarata de denuncias en casi todos los juzgados del país y agudizó el problema en el seno de la corporación militar. Aldo Rico era un ex combatiente de Malvinas, que había sido condecorado por su actuación allí, pero también sancionado en varias ocasiones por su indisciplina militar.

El 15 de abril de 1987, encabezó el grupo autodenominado “carapintadas”, que tomó el regimiento de Campo de Mayo con dos objetivos claros: la renuncia de todos los Generales afines al gobierno democrático y una solución política a los juicios que se avecinaban porla Leyde Punto Final.

Pertrechados como para una guerra, los “carapintadas” custodiaban los accesos al Regimiento de Campo de Mayo. Fue una Semana Santa (tristemente) inolvidable.

Raúl Alfonsín se disponía a pasarla Semana Santa en Chascomús, su tierra natal, pero debió regresar de urgencia y el mismo jueves 16 ya estaba en su despacho de Casa de Gobierno. Los políticos más representativos de todos los partidos acudieron allí y al Congreso para apoyar al Presidente.

Estaba claro que la Democracia no se iba a quebrar tan fácil. Fueron días de interminables diálogos, pero no se arribaba a ninguna respuesta concreta. El domingo 19, una multitud colmó la Plaza de Mayo, esperando las noticias y una pronta solución. Apenas pasado el mediodía, Alfonsín salió al balcón, flanqueado por políticos de los partidos más importante, para comunicar que iba a ir a Campo de Mayo a hablar con los rebeldes.

Acompañado por el justicialista Antonio Cafiero, Alfonsín se dirige en forma enérgica al pueblo. Ante una Plaza de Mayo colmada, el Presidente comunicaba su decisión de ir a Campo de Mayo

Un par de horas más tarde, regresó de la misma forma que había partido (en helicóptero) y nuevamente desde los balcones, se dirigió a la multitud. Allí detalló la solución del conflicto y pronunció las dos frases que entraron en la historia: ¡Felices Pascuas! ¡La casa está en orden!

¿Fue tan así? Para muchos, ese fue el principio del fin del gobierno radical. Los sublevados, que fueron detenidos, consiguieron todos sus objetivos e, inclusive, con el paso de los años, Aldo Rico incursionó como político dentro del sistema democrático. En septiembre, apenas cinco meses después, los radicales fueron ampliamente derrotados en las elecciones legislativas y de gobernadores. Como anticipo de lo que llegaría en 1989. La democracia se había salvado, pero la casa no estaba en orden.