Eran tiempos de menor cantidad de información y de una sociedad que todavía se sorprendía por noticias que salían de lo cotidiano. Pasaron varios años de aquel viernes 26 de abril de 1991, cuando todos quedamos por un momento paralizados ante la novedad que brotaba por radios y canales de televisión.
El sábado 27, la tapa de Crónica reflejaba el pésimo momento que atravesaban varios famosos y sus familiares.
El Gráfico hizo una amplia cobertura, con duras críticas hacia Maradona. Mantenían una gran disputa, que se amplificó a partir de esta situación. Se arreglaron en 1995.
En un departamento ubicado en el barrio de caballito (Franklin 896), Diego Maradona había sido detenido por tenencia de cocaína, junto a otras dos personas (Ricardo Ayala y Juan Pérez). A partir del hecho concreto, se produjo toda una trama de especulaciones, con vinculaciones con el poder, los medios y varios etcéteras.
Una esquina de barrio, que tristemente ingresó en la historia. Franklin y Rojas en pleno barrio de caballito. En el primer piso, sobre ese toldo rojo, se produjo la detención de Maradona.
Diego estaba en una crisis desde hacía varios meses y la primera señal de alerta pública había sido, poco más de un mes antes, el domingo 17 de marzo, cuando dio positivo su control antidoping en el partido ante el Bari.
El resultado se conoció una semana después y allí finalizó su carrera en el fútbol italiano. Con esa suspensión, regresó ala Argentinay apenas tuvo una aparición pública en la “bombonera”, para presenciar el partido entre Boca y Corinthians porla CopaLibertadores.
Con la vista perdida y sus pensamientos lejos de allí, Diego sale del departamento de la calle Franklin acompañado por un policía de civil. En la calle, la gente lo ovacionaba…
A las 15:37 de aquel viernes negro, el personal de la DivisiónInvestigacionesPatrimoniales del Narcotráfico, ingresó en la vivienda y procedió a la detención, con posterior traslado al Departamento Técnico de Narcóticos, cito en Caseros y Tacuarí.
Saludado por la gente, Maradona llega a los Tribunales. Pasó más de 24 horas allí hasta que logró su libertad bajo fianza.
Maradona luego fue derivado a los viejos Tribunales de la calle Talcahuano, donde pasó todo el sábado, hasta que se pagó la fianza de U$S 20.000 y logró su libertad. Allí fue a su domicilio de Avenida del Libertador y Correa para reencontrarse con su esposa Claudia Villafañe y sus hijas Dalma Nera y Gianina Dinorah, de 4 y 2 años respectivamente en ese oscuro abril de 1991.
Con el pulgar arriba, Maradona retribuye el saludo de la gente agolpada en las puertas de Tribunales. Su manager de entonces, Juan Marcos Franchi, conduce el vehículo en el que también puede verse a Carlos Bilardo en el asiento trasero.
El ostracismo fue su compañero en los meses siguientes. Diego no tuvo apariciones públicas hasta comienzos de agosto, cuando asistió a un partido benéfico que organizó el “pato” Fillol en cancha de Ferro, donde recibió el cálido apoyo popular. Al año siguiente, con la suspensión cumplida, regresó al fútbol en Sevilla, pero algo ya se había roto para siempre. El ídolo inmaculado había bajado del pedestal.