La tapa del Clarín del 31.10.1983 hace clara referencia a la polarización, al alto porcentajes de votantes y al amplio triunfo de Raúl Alfonsín. La democracia estaba otra vez entre nosotros. Gracias a Dios, varias décadas después, sigue viva.
La histórica boleta ganadora de la Unión Cívica Radical con el binomio Raúl Alfonsín – Víctor Martínez. Más de siete millones de argentinos confiaron en ellos y depositaron estas listas en las urnas. Cómo puede apreciarse, también se elegían Senadores, donde Fernando de la Rúa obtuvo su lugar en la Cámara Alta.
Ningún repaso sobre las elecciones de 1983 debe soslayar este momento. A 48 horas de los comicios, en medio de una sociedad que clamaba por la paz y la no violencia, en el acto de cierre del Partido Justicialista, Herminio Iglesias (candidato a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires) incendió un cajón con los colores de la U.C.R. y el nombre del candidato a la postre vencedor. ¿Cuántos votos perdió el peronismo con esta accción? Nadie puede asegurarlo con exactitud, pero seguro que pueden contarse por miles. Como agregado, Iglesias perdió la elección de manera sorpresiva a manos del radical Alejandro Armendariz.
Excelente título de la portada del Clarín del 30.10.1983, resumiendo en una palabra el sentimiento de todos los argentinos. Luego de siete años desgraciados y dolorosos, habíamos llegado. Como pocas veces, fue relativo el nombre del vencedor, todos habíamos triunfado con el regreso de la Democracia.
Ítalo Luder deposita su voto en la mañana del 30 de octubre. Fue el candidato a Presidente de un turbulento movimiento justicialista, con muchos problemas internos. Fue la primera vez que el peronismo, desde su creación en 1945, perdió una elección libre y sin proscripciones.
En Chascomús, su ciudad natal, votó Raúl Alfonsín. Fue el claro vencedor de los comicios, luego de una ardua campaña, donde apuntó a devolver los derechos que nos habían sacado a los argentinos. Más allá de errores, la historia debe reservarle un importante lugar, como el hombre que llevó adelante la democratización del país y que cumplió con su promesa: sentó en el banquillo de los acusados a los genocidas que asolaron Argentina desde 1976.